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Mostrando las entradas de septiembre, 2015

Recomendación de Máscaras, de Leonardo Pádura

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Una vez que uno inicia con la serie de novelas policiales del detective Mario Conde, de Leonardo Pádura, el seguir leyendo se vuelve una necesidad obsesiva. Por coincidencia hace un par de años llegué a este autor y ha resultado una de las experiencias más refrescantes de los últimos tiempos. Y así fue que habiendo cubierto las lecturas de Pasado Perfecto y Vientos de Cuaresma, toca el turno de hablar de Máscaras, tercer texto de la zaga. Pero antes de empezar he de decir que estas novelas se han convertido en un bálsamo excelente para la resaca de obras más profundas; si bien este comentario no busca para nada demeritar la calidad de las novelas policiales, si hay que reiterar, como se ha hecho en anteriores crónicas del blog, que las novelas fluyen de forma divertida y ágil, con personajes interesantes y con ese humor habanero que Leonardo maneja con maestría a cada paso. A pesar de que parece imposible evitar las fórmulas de las novelas anteriores, en Máscaras el caso se bifu

Notas sobre El Evangelio según Jesucristo, de José Saramago

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Después de la lectura de una novela anárquica, delirante y dislocada como la de Los Detectives Salvajes, de Roberto Bolaño, haber leído el Evangelio según Jesucristo de José Saramago fue como pasar de los rápidos de un río turbulento para llegar a una diáfana y tranquila laguna. La prosa de Saramago ha sido, es y será una de las más gozosas que me ha tocado experimentar. Un uso del lenguaje cordial, que fluye sin prisas y deteniéndose en el camino para reflexionar, para revirar, para voltear al cielo y para llevarnos de la mano de la que quizá sea la más amena, pero no por eso menos controversial, interpretación del Nuevo Testamento. La novela, no apta para criterios pequeños, es la famosa zaga de un hombre llamado Jesús, pero más allá de eso, una crónica de su familia, de sus amigos, de sus antagonistas y en general de su tiempo. La historia tan contada y conocida, resulta aún así sorprendente cuando es revisitada por Don José, ese veterano autorreconocido como  ateo, pero form