Recomendación del mes: “Chet Baker piensa en su arte” de Enrique Vila-Matas


Generalmente a todos los que nos gusta leer nos atrapan las historias, nos interesan las estructuras o nos motivan los mensajes que tienen los textos literarios. Pero difícilmente nos imaginamos que un libro puede convertirse en la experiencia de entrar dentro del taller, con toda la cal y el polvo de la obra a nuestro alrededor, entrando por nuestros pulmones y enagenándonos la mente. Este es el caso de “Chet Baker piensa su arte” del escritor catalán Enrique Vila-Matas.

Este libro es mi primer acercamiento con la literatura de Vila-Matas, y a diferencia de muchos que están todavía pendientes en el librero y que voy tratando de leer de ratos, cuando la cotidianidad lo permite; en el caso de “Chet Baker piensa su arte” el libro llegó a mis manos sin proponérmelo, a través de mi buen amigo Marcos Hernández, con el cual compartimos aficiones por la literatura y las artes, en una soleada tarde leonesa, el día de mi más reciente cumpleaños. En ese momento cambié mi esquema mental, usualmente conservador respecto a los materiales que me quedan por leer, y agarré el libro de forma inmediata, confiando en el buen criterio de mi camarada*

En el título hay dos ideas, la del artista, Chet Baker, el legendario trompetista blanco que abrió junto con el saxo tenor de Gerry Mulligan el famoso “cool” jazz o jazz de la costa oeste; pero más importante, la reflexión del artista sobre su propio quehacer creativo. Posteriormente uno descubre que, a pesar de que el titulo es el de uno de los cuentos de una colección, también as una idea que salpica a todo el contenido del libro. Un trabajo con una gran carga autobiográfica y en el cuál cada cuento constituye más una visión metafórica del artista que un conjunto de ficciones literarias.

En uno de los primeros cuentos, propiamente titulado “Una casa para siempre” creé una conexión casi automática con el autor, siendo que tanto en su caso como en el mío fueron nuestros padres los que nos transmitieron esa necesidad imperante de narrar la vida de qna forma mentirosa, permitiendo de este modo alcanzar confines que en la realidad son vedados. Estas formas mentirosas de ver la realidad o ficciones narrativas, no siempre son agradables, a veces se pueden presentar dentro de las imágenes más grotescas de de la aparente cotidianidad.

En “El hijo del columpio” que para mi es la obra maestra de la serie, el narrador, hombre banal e inescrupuloso, tipo con poder en su oficina gracias a la égida protectora de su padre, es forzado a relacionarse con un emplea`o de poca monta que está en los días de su jubilación. La dependencia abyecta de su padre, la sumisión a su esposa alcohólica y su aguante escalador al ser el heredero único, hace que tenga que ceder ante el viejo cuando lo obliga a tener este encuentro, sin que pueda siquiera objetar. Por otro lado el próximo jubilado, que es conocido en la oficina como “Parikitu”, por contar hasta el cansancio una vieja historia de guerra, lo recibe amablemente en su casa. Es entonces cuando las historias de los personajes empiezan a tomar otra dimensión, se pasa de la metáfora a la realidad creando un misterio que debe ser desvelado. Tampoco los actores de esas historias son lo que aparentan, hay secretos que brotan, que duelen y para los cuales no están preparados.

En “Recuerdos Inventados” hay una buena reflexión que condensa muchos de los cuentos e historias a las que no hago referencia directa aquí, tratando de motivar la lectura del libro: “La literatura es como el mensaje de la botella (o como los mensajes de este tablón de taberna) pues también depende de un receptor, ya que así como sabemos que alguien, una persona indefinida, leerá nuestro mensaje de náufragos, también sabemos que alguien leerá nuestro escrito literario, un alguien que más que destinatario será cómplice, en la medida en que habrá de ser él quién la confiera sentido a lo escrito. Esto es lo que permite que este mensaje siempre tenga añadidos, nuevos significados; que los mensajes crezcan, cobren resonajcia. Y esto es, precisamente lo extraño y fascinante de la literatura: el hecho de no sea un organismo estático sino algo que en cada lectura sufre mutaciones, algo que constantemente se modifica”.

Esta reflexión Vila-Matas la lleva a la praxis en “Por que ella no lo pidió”, en donde el escritor (que es él mismo) acuer`a con la artista conceptual Sophie Calle el proyecto para escribir una historia que ella después tendría que interpretar en la vida real. Tomando como base el conocido perfomance “Detective” de Sophie, Vila-Matas le crea una historia donde la protagonista tiene que convertirse en un detective de la vieja guardia y así personificar una supuesta obra con tintes de novela negra. La relación entre realidad y ficción, así como las dificultades que surgen en el proyecto, se convierten en una historia obsesiva que evoca a “A sangre fría” de T. Capote: “Recuerdo que en los momentos en que lograba sentirme optimista acababa sospechando que el optiiismo era también una enfermedad”.

En la llamada ficción crítica que da título a la obra, Vila-Matas hace un conjunto de reflexiones sobre la creación literaria que convierten a este ensayo en la parte más densa del texto. Pero asa densidad, aunque no necesariamente agradable para el lector, es buscada deliberadamente: ¿Qué es lo que se propone un autor cuando empieza a escribir un texto?, y para esto, se hace un análisis de dos textos emblemáticos, por un lado está Finnegans Wake de Joyce, como ejemplo de una literatura de rompimiento, que trata de establecer una nueva concepción de la novela a través de una experimentación total en la estructura y el lenguaje; por el otro, está La prometida de Monsieur Hire de Simenon, ejemplo de novela conservadora de trama lineal, de esas que todo mundo considera agradables. La disertación que hace Vila-Matas a partir de estas dos corrientes antagónicas es muy interesante, y está plagada de referencias, de ejemplos y de paralelismos que permiten adentrarnos en el cerebro del creador literario. A todos los que nos gusta leer, consideraremos este ensayo una gran aportación a nuestro criterio como lectores... otra vez, siempre ver por dentro el taller resulta una experiencia fascinante.

Estas son sólo algunas muestras de lo que nos deja “Chet Baker piensa en su arte”, un libro sin duda para recomendar y por otro lado agradecer a mi gran amigo Marcos, con el que hemos compartido horas de gran conversación inteligente, al haberlo elegido como regalo de cumpleaños. El libro puede ser un verdadero regalo que sólo apreciamos cuando lo terminamos (sin contar por supuesto, futuras re lecturas) que es cuando pasó a formar parte de nosotros.

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