San Miguel de Allende, historia de contrastes y esplendor

Hace unos días tuvimos oportunidad de revisitar después de algún tiempo, el magnífico pueblo de San Miguel de Allende, al cual el nombre de “pueblo mágico” le viene quedando corto, siendo uno de los lugares más atractivos del centro de nuestra tan castigada y aún esplendorosa República Mexicana.

Terracotas, amarillos y rojos distinguen el lugar; herrería colonial, pequeños nichos y estatuas de ángeles o santos de cantera adornan de forma exquisita ese irregular terreno tan característico de la sierra del sureste guanajuatense. Arcos y portales que nos invitan a espiar, encontrando en cada uno de ellos ya sea un exuberante jardín, una elegante boutique, una galería de arte contemporáneo, o simplemente un viejo living room con muebles de madera tallada de valor inestimable. Todo en San Miguel de Allende parece estar pensado para yacer ahí, como una vieja escenografía del auge minero de Guanajuato, haciendo de cada rincón una postal.


La referencia más típica de San Miguel de Allende es la coronación del legendario paso insurgente de Dolores a Guanajuato, incluido en miles de documentos históricos de la gesta independentista. Pero yendo aún más atrás, la fundación del pueblo data de 1542, y aunque nada en la historia es empresa de una sola persona, se le atribuye a Fray Juan de San Miguel, sacerdote que le otorgó nombre de San Miguel el Grande.

En sus inicios, el pueblo sufría de carencia de agua, y su único abasto venía de un manantial cercano llamado Izquinapan o Río de los perros, actualmente conocido como Manantiales del Chorro. Sus actividades principales eran la ganadería, la caballería y durante la colonia tomó una importancia estratégica al ser la cuidad que abría el paso al ramal sur del Antiguo Camino Real, segmento fundamental de la llamada Ruta de la Plata, la red de caminos que traía el codiciado metal desde las regiones del norte en los actuales estados de Chihuahua y Durango, pasando por Zacatecas, bajando por Aguascalientes y llegando a Guanajuato, para después continuar hacia Querétaro y por supuesto, llegando a la Ciudad de México. Fue en ese período y hasta entrado el siglo XVIII, que San Miguel de Allende adquirió ese esplendor que lo caracteriza hasta nuestros días.

Durante el período independentista de inicios del siglo XIX, que el pueblo aportó a su hijo más ilustre, Ignacio José de Allende y Unzaga, o para los amigos, simplemente Ignacio Allende (que decir “Nachito” ya sería demasiada licencia), uno de los pilares de la primera revuelta independentista. Capitán del ejército de la Nueva España, se dejó se seducir por el proyecto de rebelión concebido en la complicada cabeza de un célebre cura de Dolores, con quien luchó como uno de sus más cercanos generales e incluso llegó a relevar como principal líder, una vez que Hidalgo denotó severas carencias en el tema de estrategia militar. 

Posteriormente Allende sería traicionado por una de las tantas reencarnaciones de Masiosare, Ignacio Elizondo, mientras se dirigía a Acatita de Baján en busca de recursos y armas para revivir un diezmado ejército insurgente. Muchos historiadores han cuestionado que hubiera sido de esta primera ola si Hidalgo hubiera cedido un poco en su egolatría y hubiera dejado la estrategia a cargo del notable hijo de San Miguel el Grande. Pero como el hubiera no existe, la cabeza de Allende contempló las siguientes oleadas del movimiento revolucionario durante una década, empalada en una de las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas junto con la de Hidalgo, la de Juan Aldama y la de Mariano Jiménez, tratando de infundir un miedo a los insurgentes que más bien mutó en odio, llevando al derrocamiento de los españoles a la firma del plan de Iguala en en 1821, año en que fue enterrada con honores junto con las de los otros caudillos del nuevo país.

El 8 de marzo de 1826, San Miguel el Grande se transformó en San Miguel de Allende, y gradualmente fue perdiendo importancia durante el siglo XIX debido a las transformaciones sufridas por la industria minera en la nueva nación. De esta manera, el pueblo vio llegar el siglo XX casi en estado de abandono y no fue sino hasta 1926, a cien años de haber recibido su nombre, que acertadamente el Gobierno mexicano lo declaró como monumento histórico, siendo uno de los que conservaron de mejor manera el esplendor de su período colonial. Pero no fue sino hasta mediados del siglo, que la combinación de los manantiales termales cercanos y su espléndida arquitectura, empezó a causar interés entre los turistas extranjeros. 


El principal impulsor de este renacimiento de San Miguel de Allende fue increíblemente, la Segunda Guerra Mundial, ya que un buen número de veteranos de guerra cansados de un estilo de vida acomodado en una sociedad a la que ya no pertenecían, decidió migrar, encontrando en este lugar el equilibrio exacto entre la tranquilidad de la provincia mexicana y las prestaciones de un balneario. Las familias de estos veteranos venían por temporadas, pero poco a poco empezaron a echar raíces y extender los períodos, principalmente motivados por la apertura del Instituto Allende, en la cuál se impartían clases norteamericanas para niños norteamericanos.

Así fue como San Miguel de Allende pasó a ser la comunidad pseudo-gringa que conocemos actualmente. El constante arribo de migrantes empezó a extender la comunidad y con ella, se empezaron a desarrollar un buen número de eventos con un perfil mucho más cosmopolita que el resto del estado: festivales de todo tipo desde eventos patrióticos como el clásico desfile militar en honor a Ignacio Allende, religiosos como el Desfile de los Locos celebrando las fiestas de San Antonio de Pádua, el magnífico Santo Entierro de Semana Mayor, o la procesión de San Miguel Arcángel a finales de septiembre; pasando por el Festival Internacional de Cine Expresión en Corto; el Festival de Música de Cámara en agosto o el Festival Internacional de Jazz a finales de noviembre, entre muchos otros, hacen de San Miguel de Allende un manantial inagotable de entretenimiento. Asimismo, en el pueblo se han instalado un buen número de galerías que van desde finas artesanías populares, pasando por obras pictóricas clásicas y llegando hasta exhibiciones de artistas actuales; la Galería de Arte Contemporáneo, la Atenea, Ezcurdia Estudio, Ana Julia Aguado o la Pérgola, son sólo algunos ejemplos de las muchas que se pueden buscar fácilmente en directorios turísticos.


De igual forma, en los restaurantes y en los hoteles, y obviamente motivado por la comunidad americana de edades venerables, se ha desarrollado un gusto local por el jazz; haciendo de este pueblo uno de los destinos clave en México para la gente que gusta del género sincopado. 

Hablando de artesanías mexicanas, y saliéndonos de lo que son las galerías, cuyas obras en  ocasiones son sólo accesibles para bolsillos pesados, en San Miguel de Allende existe un impresionante mercado de artesanías compuesto por varias secciones que llegan a medir varias cuadras del pueblo. Frutas de cristal cortado, ángelitos de madera, calaveras estilo Posadas de todos tamaños, hierro forjado, piezas de cobre de Santa Clara, platería, cerámicas variadas, piñatas decorativas, porcinas alcancías de barro, guitarras artesanales, dulces típicos de todo el país, antojitos diversos con salsas de todas las graduaciones, licores, cristalería, lámparas multicolores, fauna de pasta y papel mache, árboles de navidad de hojalata, todo tipo de relojes, esferas de cristal o de fibras naturales, elaborados trazos sobre fino papel amate, multicolores textiles, relicarios, rosarios, cruces, piedras volcánicas, en fin… la lista es interminable. En un plan relativamente dinámico el recorrido de este mercado no baja de dos horas; en las cuales los sentidos terminan saturados de la variedad y la riqueza de su oferta.


Si por otro lado, quisiéramos hablar un poco de las iglesias de San Miguel de Allende, es obligatorio hacer una pausa en esa estructura con forma de nave extraterrestre que corona el jardín central del pueblo, llamada San Miguel Arcángel. Fundada originalmente en 1649, el templo original que se ubicaba ahí se derrumbó completamente después de un grave deterioro, siendo re-fundado como otra obra que inició a finales del siglo XVII y que se concluyó en 1709, con un estilo barroco, mismo del que actualmente tampoco se conserva nada. Esta primera remodelación fue realizada por el arquitecto Marco Antonio Sobrarías.


El armatoste que prevalece hoy en día se realizó entre 1880 y 1890 a manos del escultor de cantera Zeferino Gutiérrez, y la iglesia tomó un carácter ahora más basado en el estilo gótico. Se derribaron las torres anteriores, vestigios de las primeras versiones llevadas a cabo entre el siglo XViI y el XVIII y se reemplazaron por la estructura central monumental de la actualidad. De igual forma se transformó la fachada, los nichos, la ventana coral, el atrio el campanario del reloj y los altares. Personalmente, el resultado final de todas estas transformaciones fue un muy desafortunado Frankestein. Si será bello San Miguel de Allende, que casi nos hace olvidar que existe la capilla de San Miguel Arcángel.

Si bien San Miguel de Allende no goza de una ejemplar catedral en su jardín principal, se puede decir que sí disfruta de varios templos de una belleza singular como el templo de San Francisco de Asís, de principios del siglo XVII, el magnífico Oratorio de San Felipe Neri, que data de principios del siglo XVIII, el gran templo llamado de Las Monjas o de la Inmaculada Concepción, concluido después de muchas penurias a finales del Siglo XIX o el Templo de Nuestra Señora de la Salud, coronado con una singular estructura en forma de concha marina en su fachada principal y cuya construcción se la atribuye a San Felipe Neri de Alfaro, concluyéndose a finales del siglo XVIII. O sea que para aquellos que gozan de disfrutar el arte divino, San Miguel de Allende tampoco desentona en lo más mínimo. 


Uno de los edificios que sobresalen por la magnificencia de su fachada y que está a contra esquina de la plaza central es la Casa del Mayorazgo de la Canal. Construcción de rojo intenso que enmarca y sobre la calle con el mismo nombre, este edificio se terminó de construir a principios del Siglo XIX y reúne los estilos barroco, rococó y neoclásico. En el período independentista las tropas realistas saquearon el lugar y su dueño, don Narciso María Loreto de la Canal, fue aprehendido y encarcelado en Querétaro hasta su muerte en 1813. La razón de esto fue que durante el mayorazgo don Narciso, tercer descendiente de esta rama y coronel del Regimiento de los Dragones de la Reina, se había relacionado con Ignacio Allende, los Aldama y otros criollos conspiradores, uniéndose a la causa libertadora. Una vez que concluye la gesta, el edificio se devuelve a la familia de la Canal para posteriormente a finales del Siglo XIX, convertirse en el Hotel Allende, al ser adquirida por don Albino García. Es en 1981 que, fiel a su tradición de expropiar edificios históricos, un banco compra la propiedad, que actualmente es utilizada como Casa de la Cultura, museo, librería y tienda de arte popular.


Esta vez por andar bobeando en galerías y sin un rumbo fijo, tuvimos que dejar de lado algunos sitios prominentes del pueblo, como el interior de la Casa Mayorazgo de la Canal, el Instituto Allende, el Teatro Ángela Peralta o el Museo de las Máscaras. La misión estaba cumplida por ahora, y como siempre hemos pensado: siempre hay que dejar espacio en los sitios para volver.

Ahí no se termina esta historia. Si bien abandonamos el centro del pueblo, el paseo seguiría en un lugar recomendado por mi esposa Ana del cual yo no tenía mayor referencia, el Jardín Botánico Charco del Ingenio. Y ahí fuimos subiendo por la panorámica y deteniéndonos en el mirador para captar algunas imágenes con la lente de la colosal vista del pueblo minero, desde sus inicios en la Presa Allende, pasando por el club de golf y dominando la maraña de calles del interior de la ciudad y por el otro lado en el libramiento a Dolores Hidalgo. Mucho viento en el mirador nos anunciaba lo que sería un frío invierno en Guanajuato.

Entrando por la glorieta de Plaza la Luciérnaga y con letreros apenas reconocibles, se sale por una calle prácticamente a descampado con rumbo a la presa Charco del Ingenio. A un costado de la presa se encuentra el interesante jardín botánico, donde dicen las lenguas versas que se encuentra una de las colecciones más interesantes de especies autóctonas del centro, principalmente cactáceas y espinosas, pero sin dejar de lado una gran variedad de hierbas que conforman las interminables colecciones del recetario medicinal de Guanajuato. En el lugar, se sigue un camino ondulado en la cual de repente hay un maguey gigante, o una cueva de varillas, un tobogán con forma de serpiente o un pétreo mirador astronómico. El recorrido completo inicia con algunos invernaderos que van desembocar a la presa. Para aquellos que gustan de los paseos a pie de varias horas, el camino bordea toda la presa hasta su cortina, desde la cual se extiende una cañada que va abriéndose adoptando la forma de acantilado delineando el cauce natural hacia el pueblo.


En la entrada del sitio se pueden comprar, entre varios tipos de souvenir, jardines espinosos de varios tipos. Esta vez nosotros llevamos a casa unos deditos colorados que adornarán nuestras suculentas a manera de orejas.

En una tarde ya nublada, que amenazaba con llover, partimos de regreso a casa. 

Hace algún tiempo ya que había ido a San Miguel de Allende, y no lo recordaba tan magnífico como en esta última visita. No se si habrá sido verlo después de varios años, si lo hayan embellecido tanto últimamente o si en cambio existe una mejor disposición para conocerlo; el caso es que este Pueblo Mágico exhala esplendor por cada uno de sus muros y ventanas, de balcones y cornisas. Es un pueblo que exhibe ese México colonial que gusta tanto, esa imagen pintoresca de acabados rústicos que se espera de los tiempos de las grandes haciendas. Un sentimiento que necesariamente nos llevará de vuelta.

Y como el camino de la vida, el Diario Portátil ya prepara nuevos capítulos… ¿Qué podrá ser mañana?, sólo el viento nos indicará la dirección.

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