Un Pequeño Libro Grande y un Gran Libro Pequeño

Hace unos días terminé con la lectura en serie de dos libros: “La Ratesa” de Günter Grass y “Las Batallas en el Desierto” de José Emilio Pacheco, y después de conocer ambas obras me quedó una moraleja: la calidad de los textos o inclusive su profundidad o efectividad, aún viniendo de grandes maestros, no se puede medir por el número de páginas de la obra. Para muestra basta con comentar un poco ambos textos y lo que me dejaron.


La Ratesa, Günter Grass

Al inicio de esta novela escrita en 1986 por el actual Premio Nobel alemán se transcribe una reflexión de Ítalo Calvino que sintetiza la esencia de este libro:

“El milenio que está por terminar vio nacer y expandirse las lenguas modernas de Occidente y las literaturas que han explotado las posibilidades expresivas, cognoscitivas e imaginativas de estas lenguas […] el futuro de la literatura consiste en saber que hay cosas que sólo la literatura, con sus medios específicos, puede dar.”

Italo Calvino

Hace algunos años tuve la oportunidad de tener entre mis manos dos libros de Grass: “El Tambor de Hojalata” y “El Rodaballo”… mientras el primero fue una aventura, un gozo constante de las peripecias de su protagonista, el pequeño Oscar Matzerath, su tambor, sus mundos de fábula y sus situaciones de teatro absurdo en la Alemania de la Guerra y en vías de división; el Rodaballo, por su lado resultó más bien un ejercicio a mi capacidad como lector, la historia detallada e inconexa de Danzig (Gdansk) desde los primeras tribus hasta la actualidad, narrado por el gran pez plano y visto a través de los ojos de diferentes mujeres que, antes de tomar la decisión de cocinarlo, lo someten a juzgado como posible culpable de todas las desgracias que se han derivado de una humanidad regida por leyes masculinas. De diferentes formas, ambos libros resultan brillantes, y aunque el Tambor fue un libro feliz para mí y el Rodaballo un libro denso y difícil de digerir, nunca puse en tela de juicio el talento de Grass, uno de los autores indispensables para conocer la Alemania y el mundo contemporáneo.

Pero, a qué viene a cuento mencionar libros anteriores… pues bien, “La Ratesa” es una novela que surge como una especie de continuación de estas obras de Grass o inclusive (quizás…) de otras obras a las que todavía no me he acercado. A partir de los personajes como Oscar que emprende un viaje a la Cachubia a visitar a su abuela, o las 5 mujeres protagonistas del Rodaballo puestas como oceanógrafas en un mismo espacio y tiempo, así como los personajes de los cuentos de los hermanos Grimm emprendiendo una cruzada ecologista; la generación joven de los punks de los setentas y la adoración a sus ratas como únicos amigos posibles dentro de una sociedad humana decadente, la biografía reconstruida del brillante pintor falsificador Malskat y el narrador (que podría ser hasta el mismo Grass) que ve la tierra desde un módulo espacial distante tratando de encontrar una razón válida para el cataclismo.

La novela transcurre como un conjunto de saltos entre las historias que aparentemente resultan inconexas y que nunca logran una culminación ni en las ideas que quieren expresar, ni en sus relaciones. Parece que se tomaron los textos y se ensamblaron de forma anárquica, rompiendo con toda cuestión estructural, siguiendo con la idea de Calvino. Es fácil explicar una historia tipo collage desde el punto de vista de los sueños, ya que los sueños no nos comprometen a nada, carecen de lógica y nadie nos reprochará el que no tengan una buena resolución. Sin embargo tratándose de una novela, entiendo que la cuestión es diferente, si bien los estilos narrativos actuales se han alejado mucho de la las tramas lineales, tampoco pueden caer en la incoherencia, y ahí reside principal pecado de la Ratesa desde mi punto de vista.

Donde agarra cierta dimensión la obra es en sus temas más que en sus historias. Deja muy claro que el mundo y el hombre de las últimas décadas del siglo pasado tenían todos los elementos para la autodestrucción (cosa que no ha cambiado mucho) y que esto sólo podría ser contado por los sobrevivientes: las ratas. Las microhistorias son pretextos para explicar el sinsentido del comportamiento humano… ¿por qué Hänssel y Gretel, ahora los hijos rubios y perfectos del Canciller, buscan a las criaturas de los cuentos para tratar de preservar el bosque?, ¿Por qué Malskat el pintor se esfuerza en engañar a los críticos a través de la falsificación perfecta de obras antiguas en lugar de buscar la fama con su propia obra? , ¿Por qué el flautista de Hamelín tiende una trampa llevándose simultáneamente a las ratas pero también a los jóvenes del pueblo? La ecología en proceso de desaparición, la autodestrucción de los valores, el enterramiento del pensamiento joven son temas que surgen de estas metáforas y que se nos quedan en la mente.

Si algún día andas con ganas de leer fragmentos brillantes de Grass, si añoras sus más grandes textos pero sientes la imposibilidad de volver a ellos, agarrar la Ratesa y empezar por cualquier capítulo puede servir de algo. Sin embargo después de un trabajo arduo de más de 400 páginas, la impresión es clara: este es un libro muy amplio, demasiado amplio, que plantea varios temas de forma erudita… pero que nunca deja de ser pequeño.


Las Batallas en el Desierto, José Emilio Pacheco

Un ejercicio perfecto del arte de la síntesis, las Batallas en el Desierto es quizás uno de los textos más leídos y comentados en el siglo XX en México y con una trascendencia que voló hacia otras fronteras.

¿Qué me deja este libro?, pues antes que nada, las raíces del México de crisis perpetua que me tocó vivir, pero mucho antes de que este existiera. La novela se traslada al México que mostraba un rostro de grandeza ante el mundo el llamado “Milagro mexicano” de López Mateos, y lo desmitifica de forma cruda y sin concesión, dejando claras las razones de la posterior podredumbre del asunto. La historia es simple, un muchachito de secundaria que se enamora de la madre de uno de sus amigos, desencadenando una serie de reacciones en él y en la gente que lo rodea… el mensaje de inicio es directo y cala profundo.

Sin embargo, lo está detrás de esta historia es un mundo de máscaras, de gente que juega a ser algo, “el Padre Empresario y Triunfador”, “La Madre Religiosa y Puritana”, “el Gran Político”, “Mi Amigo el Jodidito”, “Mi Hermano Ejemplar”, “Mi Escuela de Clase Media Venida a Menos”… Cada tema expuesto de manera perfecta, sin necesidad de desperdiciar páginas, como son, sin verdades a medias, tal y como las vemos cuando somos jóvenes.

Estos elementos hacen de esta novela corta un libro indispensable para entender el México de hoy, el valor del antivalor y las verdades convenientes. Es un libro que se puede agarrar hoy y se disfruta como en la primera edición, porque sus temas siguen vivos. En sus 68 páginas nos deja un mensaje claro: Una pequeña obra que se ha hecho un gigante de la literatura mexicana contemporánea.



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