Kafka en la Orilla, de Haruki Murakami. El límite entre la realidad y la ficción.
Así es, en apariencia realista, pero dotada de una fuerte carga fantástica. Una de las más celebradas novelas del autor japonés es, a mi entender, una de sus más emblemáticas.
Los elementos de la literatura de Murakami siempre presentes: El protagonista solitario de personalidad hermética es en esta ocasión el joven de doble identidad llamado Kafka Tamura o su altarego, el Cuervo. El viaje, un día decide dejar su casa en Tokio y con los ahorros que tiene se escapa de su padre, un famoso escultor; así como del recuerdo de su finada madre, que es la única que él amaba. Se va a la provincia sureña de Shikoku, en donde se refugia en una biblioteca especializada en poemas Haiku, un lugar fascinante lleno de magia, aislado del mundo real y con ese paisaje tan especial que sólo dan las letras. En ese sitio, conoce a la misteriosa Sra Saeki, entablando una relación extraña que se va fundiendo en un puente temporal.
En historia paralela, el anciano Sr. Sanaka tiene una extraña peculiaridad, no puede comunicarse con los hombres, pero habla el lenguaje de los gatos. Un día, encuentra que se extravían sus gatos y pierde la capacidad de comunicarse con ellos, descubriendo un secreto terrible de sangre que cambia su vida, haciendo que emprenda un viaje paralelo al de Kafka.
Las dos historias se van mezclando con unos peculiares informes militares, que van constituyendo una tercera trama que va brotando como un borbotón que se abre paso en medio de ellas.
Llega un momento en que lo que parecía cosa simple se transforma en un cúmulo de intrigas delirantes. Entre la odisea de Sanaka buscando un destino que ni el mismo conoce, así como las transiciones metafísicas de Kafka entre el mundo real y los fantasmas del pasado, de repente nos vemos sumergidos en un escenario de personajes inconcebibles y ridículos, que residen en la imaginación pero que entran y salen de la realidad.
En "Kafka en la Orilla" Murakami logra atrapar al lector, de forma tal que su literatura oscila entre esa atmósfera de estilo único, pero siempre merodeando la obra ligera. ¿Qué tan lejos llegará el aura del japonés en el futuro?, sólo el tiempo lo dirá... sin embargo lo que es cierto es que ha inventado un lenguaje de la realidad actual, en donde la gente tiene espacios íntimos de interacción pero vive metida en si misma, en donde la alienación de la sociedad va ahogando a los protagonistas. Más allá de ser trascendente, la obra se convierte en el ícono de las primeras décadas del siglo.
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