Las mil lecturas de Pedro Páramo

Hace unos meses se cumplió con esa asignatura pendiente, la lectura de Pedro Páramo de Juan Rulfo. Desde entonces, se ha tenido oportunidad de intercambiar ideas y lecturas de la novela con amigos y gente cercana. La pregunta de ¿Qué entendiste? es la que más surge en estas conversaciones. 

Lo notable de Pedro Páramo es que a pesar de su síntesis, goza de una magia y un hermetismo que casi nos obliga a múltiples lecturas. No necesariamente porque no tengamos nuestra versión de la obra, si no para descubrir las miles de otras que existen. Y también siempre será más fácil esto que hacerlo con el Quijote, o con La Divina Comedia. Entre esos múltiples ángulos, uno interesante es la visión de esos mundos rurales de mediados del siglo pasado, desde el lente del siglo XXI. Ahí se pueden descubrir aspectos interesantes.

De la Comala que encuentra Juan Preciado a su llegada, por petición de su madre, actualmente queda muy poco. Quién le diría a Rulfo que su celebérrima obra iba a elevar a la pequeña comunidad cercana a Colima a un nivel de Pueblo Mágico, sepultando prácticamente al poblado fantasma del libro en un vago recuerdo del pasado. 

Sin embargo, Comala sigue vivo en los miles de pequeños pueblos y rancherías del campo mexicano. Lugares desolados donde la falta de oportunidades ha causado su abandono. Esos ranchos fundados por algunos Pedros Páramos que establecieron su yugo todopoderoso en comunidades que vivieron y giraron alrededor de su imagen patriarcal. En estos pueblos existió siempre el Dios de la iglesia y de las tradiciones, pero también el Dios carnal, el proveedor, el que hacía su capricho y designio con la comunidad.

Pedro Páramo es un icono, que sólo existió a través de las conversaciones de sus sirvientes. ¿Acaso ha cambiado algo cuando todo mundo se llena la boca hablando de esos cinco magnates de las listas de la revista Forbes? Sus atrocidades siempre se justificarán por ser esos proveedores siempre adorados, siempre requeridos.

Pero, al igual que en la obra de Rulfo, los Pedros Páramos rurales fueron muriendo o mutando, y con él el mundo rural se hizo fantasma. El proveedor único cambió de rostro, lo que antes las familias lograban a través de jornadas esclavizantes se ha reemplazado por el cheque recibido por money order desde el vecino del norte, o por la monotonía del trabajo mecánico en alguna maquiladora. La Comala de Pedro Páramo sigue siendo fantasma, pero ha buscado nuevas formas.

Para entender no sólo ha México, si no a un universo rural de muchos países, Pedro Páramo es una obra imprescindible. Si no le entiendes vuélvela a leer, porque llegar a la obra es escarbar en la profundidad de tu pueblo. Si piensas que le entendiste también vuélvela a leer, porque muchos símbolos que pensaste tener claros, probablemente no son lo que parecían, o van metamorfoseándose y adaptándose con la realidad, como sólo los clásicos son capaces de hacerlo.


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