Pórtico del Templo de San Agustín
El conjunto que conforman el templo y el exconvento de San Agustín, ubicado en la esquina de Vicente Guerrero y Av. Pino Suárez en Querétaro, es uno de los lugares más emblemáticos del barroco colonial mexicano. A pesar de tener una torre inconclusa y de haber sufrido varios daños y remodelaciones, el templo conserva su esplendor original, sobre todo en su fachada, en el patio de su exconvento, hoy adaptado como Museo de Arte de Querétaro, y en su magnífica cúpula.
Con la obsesión que tenemos por las puertas de época, hacemos una pequeña parada para observar detalles de su pórtico, dejando para otra ocasión otras imágenes no menos notables de sus otras áreas.
Maderas del siglo XVIII denotan las grietas del paso del tiempo. A pesar de no contar con ornamentaciones, la puerta muestra una estricta manufactura compuesta por geometrías rectas de gruesos remaches, que nos recuerdan la usada en los barcos de la época. El paso del tiempo ha hecho de esta textura una obra de arte por si misma, que vale la pena ser observada.
A los flancos se yerguen finas columnas salomónicas adornadas con sus clásicos listones pétreos envolventes, y en medio de cada par, las imágenes de San Agustín y San Francisco delicadamente talladas. El trato que se ha dado a las vestiduras de estos santos es de destacarse, ya que a diferencia de las toscas líneas de la mayoría de estas imágenes, los pliegues de las ropas son suaves denotando el movimiento del viento. En la parte superior el pórtico tiene un marco escalonado que corona en sutiles filigranas vegetales con querubines en las laterales, y con la imagen del Santo en la parte central, dentro de una concha de leves curvas.
Para destacar este conjunto, se le aplicó un tratamiento a la foto que resalta por un lado, los detalles arquitectónicos de toda la pieza, pero dejando en tonos apagados (sin llegar el monocromático) a la imponente puerta, destacando sus texturas señoriales.
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