Puebla, un paseo por la ciudad de los ángeles


Por la cercanía que hay con la Ciudad de México, un recorrido obligado de fin de semana es la visita a la Ciudad Virreinal por excelencia: Puebla de Zaragoza. Para nosotros que tenemos la dicha de vivir cerca, el recorrido no representa más allá que agarrar el auto un domingo, tomar la cámara y salir con unos zapatos cómodos y muchas ganas de caminar.


Llegar al centro histórico de Puebla es una experiencia muy interesante. La pureza con la que se ha conservado este increíble lugar difícilmente se observa en otras ciudades coloniales… además, la tradición española de la que hace gala esta ciudad se deja sentir, desde su magnífica arquitectura, hasta el aire “flemático y españolizado” de sus habitantes… un aire que no cae muy bien en otras partes de México, pero que cuando uno visita la ciudad, entiende el fundamento.

Nuestro paseo comenzó un domingo de día de muertos, el escenario ideal para un viaje a la provincia mexicana. Hace algún tiempo, en el Castillo de Chapultepec, vimos una exposición temporal del Museo Amparo, en donde se encontraba una selección de piezas prehispánicas muy extrañas en comparación con las expuestas en grandes museos de antropología, como los de México o Xalapa, así que como primer punto de visita nos fuimos este museo. En el camino, siempre hay ocasión de admirar el zócalo, con su imponente Palacio del Ayuntamiento y coronado por la Catedral, diseñada en un estilo Clásico y con más de 100 años en su período de construcción, iniciándose en 1536 y mediados del siglo XVII… como suele suceder con obras de esta envergadura, la construcción se interrumpe varias veces y hace difícil su terminación. Sin embargo en el caso de la catedral poblana, a pesar de los múltiples reinicios de obra, se trató de respetar al plano adecuado propuesto por Juan Gómez de Trasmonte.



El museo Amparo exhibe dos colecciones, una de arte prehispánico de diferentes regiones de México, así como una exhibición de mobiliario antiguo del período virreinal. En la parte prehispánica, se exhibe un cuarto con un conjunto de paredes con réplicas de pintura rupestre de diferentes partes del mundo. En la colección prehispánica destaca la calidad de la selección de las piezas, no cabe duda que detrás de esta hubiera un gran (o grandes) coleccionistas. Notamos que hay piezas de las culturas del pacífico que se salen del molde representativo de las culturas prehispánicas y buscan la reproducir la forma humana en sus más mínimos detalles, incluyendo detalles como la dentadura, los dedos de los pies o los pliegues en la ropa. Adicionalmente, hay criaturas míticas, representativas y de ultratumba que producen miedo o risa, así como grandes esculturas decoradas con una impresionante iluminación. Sin duda, que el Museo Amparo se convierte en una visita obligada, no sólo para los novatos, sino también para los que buscan piezas selectas.



En la parte colonial, la casa exhibe espacios completos que replican la exuberancia de la época colonial, entre los que predomina el arte sacro así como magníficas tallas en madera, técnicas mixtas de mobiliario, grandes alfombrados orientales en conjunto con detallados gobelinos… bueno, hasta incluso se exhibe la cocina elaborada con la distintiva cerámica pintada de Talavera, uno de los sellos de la cultura poblana.





Como en cualquier viaje espontáneo tuvimos nuestras decepciones. Una de las recomendaciones de todas las guías turísticas es la famosa Biblioteca Palafoxiana, misma que se encuentra a un costado de la Catedral… sin embargo, ese día no fue muy recomendable visitarla, al menos, para los que íbamos con afán turístico, ya que en todo el centro se montó un festival del día de muertos, y un concurso de ofrendas que se instalaron en varios de los edificios históricos como el Palacio Episcopal o el Edificio del Ayuntamiento. En el Palacio Episcopal se encuentra la biblioteca Palafoxiana… por lo que para acceder a este recinto tuvimos que habernos formado en una fila que daba la vuelta a la cuadra. ¿Se imaginan perdiendo más de dos horas para entrar al Palacio para ver que los espacios conservados estuvieran cerrados?... me gustan mucho las ofrendas, pero no es para tanto.

En vista de que no pudimos ingresar a la Biblioteca, caminamos muy cerca de ahí, a la Casa del Deán. El deán de la catedral poblana, don Tomás de la Plaza, mandó construir su casa en este punto a finales del siglo XVI. Después de muchos años y de múltiples redecoraciones y remodelaciones, el edificio sufrió las afectaciones del paso del tiempo. A mediados del siglo XX, al removerse los tapices que se encontraban en la casa, se encontraron murales en las paredes que datan de la época de don Tomás. La labor de reconstrucción es meritoria, pero sin duda que lo que queda es una réplica muy pobre de lo que debieron ser unos espacios finamente decorados en un estilo típicamente renacentista. Además, si a la pobre calidad de la reproducción, le sumamos la presencia de un personaje obscuro que vigila a cada uno de los visitantes que ingresan al lugar… la experiencia no es muy placentera. La recomendación aquí sería: si te gusta imaginarte una obra magnífica a través de una remodelación pobre, con el Moje Loco sobre tu espalda todo el tiempo, la casa del deán es el lugar.

Caminar por Puebla es una delicia… ¿para qué meterse en un museo si la ciudad completa es un museo?, saliendo del zócalo nos dirigimos a la famosa capilla del Rosario, a una cuantas cuadras de distancia sobre la Avenida 5 de Mayo. Por esta calle peatonal uno va viendo increíbles edificios de estilo colonial, pero decorados con yesería barroca preservada en color blanco y con los detalles en azulejo de Talavera que hacen del paisaje único.




La Capilla del Rosario es otro de los puntos que no se deben perder si van a Puebla: 56 Kg de oro puro extraídos de la mina de la Valenciana en Guanajuato, componiendo finas hojas que los indígenas fueron disponiendo sobre miles de múltiples formas barrocas que llenan las paredes, las columnas, los altares y las cúpulas del lugar. En esa capilla lo único que resta es quitarse el sombrero y sacar un tarrito para no ensuciar el suelo con la baba… es de esos lugares que se ven muy pocas veces en la vida.



Subiendo un poco por la misma calle 5 de Mayo, uno llegará a la Avenida 8 Oriente, un par de cuadras dedicadas completamente a los dulces típicos: los típicos camotes poblanos, los jamoncillos, los borrachitos, las galletas de nata, el muégano poblano, los polvorones, los tamarindos picosos y dulces, el rompope y los licores de moscos, son algunas de las miles de variedades en las que uno puede ganar varios kilos siendo completamente feliz. Si uno toma por esa calle, seguro que algo se le pega.


Subiendo por la 8 Ote se llegará al boulevard Héroes del 5 de Mayo, y de ahí se puede bajar por la calle 8 Norte. En ese rincón, es momento obligado para degustar de una fría cerveza, oyendo un buen grupo de jazz en la plaza de los Artistas. Ese día, la plaza era una romería con múltiples ofrendas y muchas flores de cempaxúchitl… sin embargo, normalmente esta plaza es de los típicos rincones bohemios tan necesarios en las ciudades de hoy (cada vez más escasos). Múltiples artistas y artesanos exponen sus obras en ese lugar, dentro de pequeños talleres y casitas dispuestas de forma reglar que parecen pequeñas cuevas. El trago de esa cerveza supo muy bien en ese escenario.



Más abajo por la calle 6 Norte está el famoso museo Casa del Alfeñique, que nos tocó en remodelación por las famosas obras del tan pregonado bicentenario. Aunque no pudimos entrar, nos dimos un buen taco de ojo contemplando la fachada de la casa… representativa del tan comentado estilo poblano. Enfrente de la casa, en contra esquina, se encuentra el mercado de artesanía “El Parián”, en donde salir sin un plato, un tibor, un azucarero, una tasa, o cuando menos al menos un imán para el refrigerador es imperdonable. En este lugar se mezcla el típico talavera azul con el moderno estilo multicolor… la simetría y la pureza de las formas es inigualable. Si en el Parián no se compra cerámica tradicional, se corre el riesgo de arrepentirse por muchos años, en muy pocos lugares se verá artesanía de esa calidad estética.



Con los pies molidos y empezando con el hambre… la tarde se dejó caer sobre las calles poblanas. La última visita de regreso al Zócalo a recoger el auto la hicimos en el Templo de la Compañía, magnífica iglesia de corte clásico por dentro y con una increíble fachada barroca. Enfrente a la Compañía, un mimo hacía piruetas con una bola de cristal mientras la gente se arremolinaba alrededor cada vez en más número.




No hay duda que, de acuerdo a todo lo que muestran las guías turísticas, Puebla no es una ciudad para visitar en solo día, y eso nos quedó muy claro al final de la jornada. Muchos rincones seguirán ahí, esperando nuestra visita, ya que en este viaje no fueron cubiertos, sin embargo, nos quedamos con una sonrisa en la boca… o de otra forma, evocando lo que vimos en un poster que se encontraba en un puesto de revistas regresamos “chelises y contentos” de esta vista a la joya virreinal de México. Si vives en la Ciudad de México, y quieres pasarte un día increíble descubriendo maravillas a la vuelta de cada esquina, la Ciudad de los Ángeles en el centro de México es el destino.

Para disfrutar de este recorrido... comparto con la comunidad los puntos que visitamos, por si los quieren cargar en su navegador y seguir nuestros pasos:



1) Ayuntamiento: N19.04398 W98.19753

2) Catedral: N19.04335 W98.19903
3) Museo Amparo: N19.04098 W98.19847
4) Biblioteca Palafoxiana: N19.04274 W98.19916
5) Capilla del Rosario: N19.04605 W98.19911
6) Calle de los Dulces: N19.04628 W98.19663
7) Barrio del Artista: N19.04418 W98.19234
8) Mercado el Parián: N19.04348 W98.19325
9) Casa del Alfeñique: N19.04364 W98.19316
10) Templo de la Compañía: N19.04280 W98.19562


Hasta la próxima publicación!




Comentarios

  1. Vientos formas por ese viaje a puebla se ve padre, y ademas los que conocemos puebla normalmente no es de forma turistica, asi que cambia el panorama con tus descripciones. Te recomiendo la proxima vez que estes por dicha ciudad , hay un pueblo cerca de african safari, que se dedica a trabajar el marmol y alabastro, en el cual puede adiquirir piezas de esta piedra a precios muy bajos (adornos, lamparas, lavamanos, esculturas, etc) en este se surte liverpool y otras tiendas, no recuerdo el nombre en este momento, pero deja reviso mis archivos de viaje y te paso el dato, de verdad que es recomendable. y esta a 30 min de puebla

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  2. Estimado Sr. Pablo, y que sorpresa encontrar por aqui al buen Ro, saludos a ambos grandes caciques de la época tardía del siglo del mapa. Como siempre vuestra redacción para ilustrarnos amigo Pablo, es excelente, y aunque su servidor ha tenido el gusto de pasear por esos rumbos, simplemente invitas a regresar y degustar de ricos dulces tradicionales y de la vista que nos ofrecen los antiguos edificios. Gracias por esta magnífica narración, les mando un abrazo.

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