Llegando a Edzná

Campeche es un estado que goza de bellezas naturales, de grandes monumentos arqueológicos, de una gran historia llena de leyendas y, por si esto no fuera suficiente, de gente muy agradable. Hay veces que da la impresión que el Estado siempre está a la retaguardia de la Península de Yucatán, en su promoción turística y en por lo tanto, sus atractivos siempre resultan un poco difusos en la mente. Además, por ser un estado tan grande, si se deja como plato de sobremesa, nunca se llegará a disfrutar como merece.

Estando en Mérida, decidimos un día emprender la ruta a Campeche, con la idea de visitar tanto su increíble capital fortificada, así como una joya arqueológica recomendada al paso y de la cuál no teníamos mayores referencias: Edzná. Campeche ciudad se dejará para alguna publicación futura, y ahora nos centraremos un poco en la ciudad maya. 

El asombro que sentimos cuando llegamos a Edzná fue comparable con el que se puede experimentar en Chichén Itzá, en Palenque o en Uxmal, pero con una pequeña diferencia, aquí la grandeza y esplendor de la ciudad lo agarra a uno prácticamente desprevenido.

En la imagen se representa la acrópolis, a la cual se llega caminando tras varios minutos desde la entrada del sitio, durante los cuales uno va visitando algunas construcciones menores. Según comentan los guías locales, hay varios montículos gigantes que son otras construcciones pendientes de desenterrar. Actualmente se ha descubierto una pequeña porción de los 25 kilómetros cuadrados que abarca la ciudad.

Una vez en este centro urbano, domina la vista el llamado Edificio de los 5 pisos, una estructura que se yergue al centro de la plaza y que es rodeado por varias edificaciones importantes de dimensiones un poco menores, claramente utilizadas para eventos públicos. Describir esa fina ornamentación decadente que corona la crestería de los 5 pisos es tirar saliva... Hay cosas a que simplemente no se pueden expresar con palabras, pocas estructuras prehispánicas tan asombrosas. Pero lo que sí es válido comentar, es sobre el famoso fenómeno acústico que se presenta entre los principales edificios del lugar, consiguiendo un eco muy particular en varios de los puntos cuando se emiten sonidos desde ubicaciones centrales de la plaza. Es por esto que Edzná tiene en su nombre tres interpretaciones: Casa de los Itzáes (grupo étnico de algunas regiones campechanas), Casa del Eco o Casa de los Gestos, debido al mascarón de estuco que se supone existió en la crestería del edificio principal.




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