Casa de Don Tomás López de Ecala

Una postal más de la increíble serie Querétaro Ciudad Barroca. Cuando hay un sitio de este calibre, lo mejor que uno puede hacer es tratar de de hacerle justicia y retratarlo fielmente, por lo que esta imagen lo único busca es respetar la simetría y destacar los bordes y la textura de la cantera, dejando todo el encanto al sitio mismo. Para qué tratar de mejorar lo que ya es perfecto.

Transcurría el año  de 1886 cuando la "Plaza de arriba" se reabrió después de que un gran incendio prácticamente acabara con ella. Durante 200 años, el sitio era un espacio de tianguis, los mercados tradicionales indígenas que funcionaban a base de trueque de productos. Sobreviviendo a esta contingencia, el sitio fue el albergue de varias casas históricas, la de Don Bartolo, la de la Corregidora, el Mesón de Santa Rosa y la retratada, de Don Tomás López de Ecala, regidor de la ciudad.

Localizada en la posteriormente denominada como Plaza de Armas, la fachada de la casa es quizás la más bella de la ciudad y un ejemplo vivo del barroco mexicano. Compuesta de dos niveles, la de los arcos de la parte baja y la que se muestra en esta imagen, con el balcón central, con barandales de hierro forjado de muy compleja elaboración. En su herrería se observan las águilas imperiales distribuidas en forma simétrica, mientras en la parte superior del balcón se observan frisos de cantera y azulejos.  

La historia del lugar nos habla de una competencia narcisa entre Don Tomás y su vecino Domingo H. Iglesias, los cuales buscaron afanosamente que su casa fuera la más bella de la plaza. Ambos gastaron fortunas para construir sus mansiones pero sólo una fue considerada la más hermosa, aunque su dueño fue acusado de abarcar “una cuarta más” con sus balcones y multado con 54 mil reales por ganar terreno sobre la plaza. Hoy todavía luce orgullosa el ostento de este balcón central, más propio de un palacio que de una casa, que nos habla del poder económico que llegaron a tener los ilustres residentes del centro queretano.