Exconvento de la Santa Cruz, Querétaro



La historia de México se construyó sobre imposiciones religiosas y sometimiento, eso no es secreto para nadie. Lo que sí hace particular este hecho en la iglesia y el exconvento de la Santa Cruz en Querétaro, es cómo esta imposición se transfiguró en un componente del mito que dio origen a la leyenda del templo.

El lugar recibe su nombre por una cruz de cantera rosa, que está ubicada en el altar mayor del templo.   Según cuenta la leyenda, los indígenas chichimecas y otomíes vieron esta cruz mientras se gestaba una batalla contra los españoles, el 25 de juio de 1531. Desde mi punto de vista, resulta bastante burda esta leyenda, ya que habla de sumisión ante un ente divino justo en momento de su resistencia, lo cual denota no sólo de tristeza, si no también humillación.

Otra versión si se quiere más poética, nos cuenta que Fray Antonio Margil de Jesús en su misión como evangelizador, cubría grandes distancias a pie, siempre apoyándose en su vara. Mientras pasaba por el punto donde se localiza hoy el convento, enterró la vara en una de las huertas. Milagrosamente esa vara inerte retoñó y de ella creció un árbol que da espinas en formas en cruz, incluso algunos conjuntos de 3 espinas adoptan los puntos de la crucifixión de Jesús.

Bueno, más allá del origen del templo, que fue importante para Querétaro por muchas razones, primero por ser cede del Primer Colegio de Propaganda Fide, por ser la escuela y el punto estratégico de las evangelizaciones del célebre Fray Junípero Serra, a quién debemos las increíbles misiones de la Sierra Gorda, después por pasar a ocupar el rol de cuartel militar cuando la Reforma expropia los bienes de la iglesia.  Pero hay un hecho que le da una importancia histórica fundamental al sitio, en el año 1867 fue el último foco de resistencia y segundo, por ser una de sus últimas moradas del Archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo. 

No muy gratas ni muy largas debieron ser esas aciagas horas en las que Maximiliano se asomaba eventualmente de su calabozo para ver la pequeña cruz que se retrata en esta imagen. Quizás representó ese último aliento de esperanza antes de ser transferido al convento de las capuchinas, para su ejecución.

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