Diego en el túnel

Puro placer estético de formas que nos encontramos en el camino. Lo que originalmente eran unos recuerdos familiares derivaron en un interesante experimento en donde las líneas, los cambios de plano e incluso el elemento humano, distante y apenas distinguible, elevan el contenido del cuadro y lo hacen más relevante.

Tenía que haber sección áurea en el enfoque del punto hacia donde confluyen las líneas. El contraste de luces y sombras también es evidente; aunque ya lo había tratado de usar en algún otro retrato de Diego, pero de forma recta, nos dimos cuenta que en forma circular funciona mucho mejor. Da la impresión de que el cerebro disfruta más con las curvas, nos dan sensación de armonía natural.

Otro punto importante es la diferencia en los planos, ya que el túnel no es monolítico, por lo que no se convierte en un solo eje de fuga. Las diferentes secciones producen un desfasamiento interesante que va hacia el centro de atención, en donde se encuentra Diego. Esto da a la imagen un estilo muy particular.

La textura de la madera termina de hacer la magia en una foto sin más edición que un poco de énfasis en el contraste.

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